Zanahorias, beneficios al natural
Cruda o hervida, en cremas, ensaladas o batidos, la zanahoria, una de las verduras de mayor consumo en nuestro país, aporta a nuestro organismo numerosos beneficios, entre los más conocidos, que es buena para la vista. Pero las propiedades de esta hortaliza no se reducen a eso. Te descubrimos esta y otras características de la hortaliza naranja por excelencia.
La zanahoria, o Daucus carota, es una hortaliza de la familia de las umbelíferas o apiáceas, con diversas variedades, todas ellas con múltiples beneficios para nuestra salud. La parte comestible de este vegetal es la raíz, que mide unos 15-20 cm y, en su variedad más conocida, es de color anaranjado, aunque también podemos encontrar de color blanco, rojo e incluso morado.
Su origen lo encontramos en algunos países de Asia Central, hace miles de años, mientras que los pueblos del Mediterráneo ya las consumían más de dos mil años atrás, aunque en su variedad morada, más larga y que poco tiene que ver con la zanahoria común que conocemos hoy día. Esta zanahoria anaranjada surge en territorio holandés, en el siglo XVII, en homenaje a la casa real del país, asociada al color naranja.
Variedades de zanahorias
En el mercado podemos encontrar gran número de variedades de zanahorias, con diferentes tamaños, formas y colores. Si las diferenciamos por colores, podemos señalar las siguientes:
– Naranjas: son las más conocidas y las más consumidas. La tonalidad del color naranja (que le aporta su contenido en carotenos) va desde tonos más vivos a otros más apagados. Su principal característica es el aporte de betacaroteno, vitaminas y antioxidantes. Entre las variedades de este color tenemos Nantes (la más habitual para su consumo en fresco, de forma cilíndrica y recta, con el cuello y la base redondeados), Danvers (de mayor tamaño y color naranja más vivo, cuello ancho y acabadas en punta), Flakee (raíz más grande, finas y largas y con forma cónica), Redonda (pequeñas y redondeadas), Chantenay (de menor tamaño, más gruesas y cilíndricas)… Con ellas, podemos preparar un nutritivo y rico puré, para el caldo del cocido o frescas en ensalada. Y, por supuesto, en crudo.
– Blancas: son hortalizas con un alto contenido en fibra, calcio y vitamina A, y poseen un sabor más dulce y suave. Son más crujientes y con mayor contenido en agua que el resto, además de un alto valor nutricional. Entre sus variedades, la Lunar o la Snow white.
– Rojas: poseen antioxidantes y licopeno, al igual que los tomates, además de un sabor muy dulce. Son largas y puntiagudas. La Kyoto Red es una de las variedades de este color más empleadas en cocina.
– Amarillas: con un sabor también muy dulce, estas zanahorias, más largas y finas, aportan caroteno y luteína. Son perfectas para guisos, purés y sopas. Dentro de este grupo tenemos la Lobbericher o la Jaune Obtuse du Doubs.
– Moradas: con un sabor dulce más intenso, y algo picante, y un alto contenido en betacaroteno, son perfectas para ensaladas, zumos o batidos y salteados. Son las zanahorias originarias de los territorios de Afganistán e Irán y eran utilizadas, en su origen, como tinte para la ropa, por su contenido en antocianina, lo que le da ese color característico. Son, por ejemplo, la Cosmic Purple o la Pusa Asita Black.
Propiedades y beneficios
La zanahoria es una hortaliza muy fácil de consumir, además de que podemos encontrarla en el mercado durante todo el año, por lo que su consumo se hace indispensable a cualquier edad, debido a sus múltiples beneficios y propiedades para nuestro organismo. Poseen múltiples vitaminas y minerales, entre ellos la vitamina A, E y del grupo B, magnesio, fósforo, yodo… y mayor contenido de hidratos de carbono que otras verduras.
De sobra es conocido que las zanahorias son buenas para la vista, gracias a su alto contenido en betacarotenos, que, al ser absorbida, se transforma en vitamina A en nuestro organismo, fundamental para una buena visión. Esto se explica porque la vitamina A genera un compuesto denominado rodopsina, que se encuentra en nuestras retinas y que disminuye en lugares con poca luz, por lo que una falta de vitamina A puede llegar a producir ceguera nocturna o cataratas, de ahí la importancia de su consumo en persona que sufran algún trastorno de la vista, como fotofobia o sequedad ocular.
Otros beneficios del consumo de zanahoria son:
– Mejora nuestra piel y ralentiza el envejecimiento: también gracias a los betacarotenos, que actúan como antioxidantes y protegen nuestra piel, además de favorecer el bronceado. No solo su consumo es bueno para nuestra piel, sino que también se utiliza en estética
– Previene infecciones y enfermedades del corazón y degenerativas, por su contenido en diferentes carotenos, que protegen nuestro corazón de enfermedades coronarias y ayudan a reducir el colesterol.
– Protege los dientes y encías, al tomarla cruda, limpiándolos de partículas que pueden quedarse acumuladas pese al cepillado diario
– Posee propiedades digestivas, aliviando el estreñimiento ocasional, gracias a su contenido en fibra, y diuréticas, por su contenido en agua.
– Limpia nuestro organismo, liberándolo de toxinas.
Cómo conservarla
Si adquirimos zanahorias frescas (hoy en día podemos encontrar en conserva, congeladas…), debemos conservarlas en un lugar fresco, como la nevera, donde pueden aguantar en buenas condiciones un par de semanas. Podemos también optar por congelarlas: quítales la piel, trocéalas y hiérvelas durante unos minutos.
Cómo consumirla
La versatilidad de esta hortaliza y su presencia en el mercado durante todo el año, convierte a la zanahoria en una hortaliza fácil de incorporar a nuestra dieta. Aunque la mejor forma de aprovechar todas sus propiedades es tomarlas en crudo o al vapor, puedes preparar deliciosos batidos y purés, incorporarlas a pasteles de carne o croquetas, en sopas, ensaladas… y también en dulce, elaborando un riquísimo carrot cake, o pastel de zanahoria, con azúcar, harina, huevos, mantequilla, nata líquida y una exquisita cobertura de queso mascarpone.