#Receta | Pijama
Hablando de pijama en gastronomía, algunos jóvenes se preguntarán qué tendrá que ver esta prenda de dormir con la cocina. Hablamos hoy del mítico postre: baluarte entre los años 60 y 90 que fue, en todo restaurante que se preciara, el colofón imprescindible en cualquier comida, boda o banquete.
El pijama es una variación del famoso Pêche Melva creado por el prestigioso cocinero francés Auguste Escoffier en el hotel Savoy de Londres (1892), en honor a la cantante de ópera Nellie Melba. Es una receta a base de melocotón cocido, salsa de frambuesa y helado de vainilla, que obtuvo rápidamente fama internacional.
Fue en 1951 cuando desembarcó la Sexta Flota de los Estados Unidos en el puerto de Barcelona, y sus marineros buscaban en la zona, bares y restaurantes donde satisfacer su hambre y vaciarse los bolsillos. Cerca de allí, estaba y está el emclemático restaurante 7 Portes que abrió sus puertas en 1836. Los marineros preguntaban por el mítico postre y fue Paco Parellada, responsable entonces del restaurante, quien creó su versión del plato con los ingredientes parecidos que tenía a mano, en respuesta a la demanda extranjera ya que no tenía aquél postre en su carta. El nombre se lo dio como interpretación fonética del habla americana, del “pechmelva” a pijama.
A partir de ese momento, el pijama se convirtió en un plato estrella que fue extendiéndose por toda la costa mediterránea.
La receta original lleva, tal y como podéis observar en la foto, flan, melocotón y piña en almíbar con bola de helado de vainilla, y por supuesto, nata.
Este plato, vive hoy sus horas bajas, supongo que debido a su simplicidad y al auge de la cocina creativa, pero he querido recordar este icono que tantas veces remató una buena comida en los antiguos merenderos a orillas del mar.