Historia gastronómica y #receta | Pepitos o Ximos
Historia gastronómica
Entrar en la casita y ver en las cañas colgados los melones y los tomates que resistían el paso del tiempo. Esos tomates de colgar contaban con una autoprotección que evitaba que se pudrieran o se marchitaran. Era una araña que tejía su tela y los recubría. Solo sucedía en esa clase de tomates de colgar, a los que mi abuelo llamaba “tomates de la telaraña”. Hoy prácticamente han desaparecido aunque en Gata de Gorgos algunos agricultores siguen sembrándolos con semillas que han ido guardando año tras año desde hace décadas en los semilleros.
Aquella imagen era el retrato del otoño. Las casas de campo los guardaban como tesoros del verano para prolongar las exquisiteces que nos había regalado el periodo estival. Comerse un melón el día de Navidad no era cualquier cosa. Las manzanas del perelló, los caquis y las ñespras se guardaban en las cambras en cajas de madera o en el suelo, envueltos en paja. El perelló es una variedad de manzana en forma de pera, piel de color entre amarillo y marrón, de textura harinosa que aguantaba mucho tiempo. Antiguamente era muy apreciada y se cultivaba principalmente en las localidades de montaña del interior de Alicante. Actualmente se siguen cultivando en La Vall d’Ebo.
Al parral del riurau se le estaban cayendo las hojas y quedaban algunos racimos que mi abuelo había enrollado con hojas de periódico. Los más grandes los había cortado en forma de T procurando dejar un trozo de sarmiento a cada lado del que colgaba y tapando los cortes con cera derretida. De este modo, según él se guardaba la savia en su interior y aguantaban más tiempo colgados. Y era verdad, porque también por Navidad los comíamos y no eran de la variedad de uva del Vinalopó. Eran racimos de uva negra dulce y hermosa.
Habíamos cogido provisión para comer al mediodía. Mi abuela nos había preparado el capazo en el que no faltaba el barral de vino, las aceitunas dentro de una fiambrera de aluminio y, además, envueltos en papel había unos panecillos que olían a gloria. No eran más que los populares pepitos o ximos que con cariño había preparado para nuestro deleite. Sabía que a mí me encantaban y que, acompañados con un buen racimo de uva, me iba a poner morado.
Receta
Los ximos o pepitos son una receta muy fácil. Antes eran muy populares en las meriendas de amigos. Necesitamos unos panecillos pequeños de los llamados de leche. En una sartén freiremos en un buen aceite de oliva, unos pimientos cortaditos, un poco de cebolla y cuando casi estén le añadimos unos piñones, tomate pelado y cortado en dados. Esperamos y añadimos atún de lata y removemos despacio. Cortamos a trocitos una aceitunas rellenas y también las incorporamos. Tenemos hervidos dos huevos que cortaremos a trocitos e incorporamos también. Removemos y sacamos.
Le sacamos la miga al panecillo y lo rellenamos con el frito que hemos hecho, tapamos el agujero con la punta que hemos cortado metiéndola al revés, presionamos hacia dentro y lo cosemos con un palillo. Lo pasamos por leche y por huevo batido y lo ponemos en una sartén con abundante aceite de girasol. Los freímos vuelta y vuelta, que queden bien dorados. Los depositamos sobre papel absorbente para los excesos de aceite y listos para comer.