La vitamina D

Una alimentación sana, variada y equilibrada nos va a aportar todas las vitaminas que necesitamos, ya que nuestro organismo no es capaz de producirlas por sí solo. De ahí que tengamos que incluir en nuestra dieta alimentos que nos aporten las cantidades recomendadas necesarias.

Dentro del grupo de las vitaminas, podemos diferenciar las hidrosolubles (aquellas que se disuelven en agua) y las liposolubles (las que se disuelven en grasa). Y es a este último grupo al que pertenece la vitamina D.

Beneficios de la Vitamina D

El principal beneficio de la vitamina D es que favorece la absorción y fijación del calcio, por lo que es esencial para la formación y mineralización de nuestros huesos y dientes. Por ello, y aunque es recomendable a cualquier edad, se hace más necesaria en niños y adolescentes, es decir, en edades de crecimiento.

También está especialmente indicada durante el embarazo y la lactancia, etapas en las que el calcio es fundamental, tanto para la madre como para el feto.

Un déficit de vitamina D puede provocar osteoporosis en los adultos (es decir, pérdida de masa ósea, lo que puede derivar en huesos más frágiles y débiles y mayor propensión a su rotura) y, aunque actualmente es menos frecuente que años atrás, la aparición de raquitismo en los niños.

Este déficit de vitamina D suele darse más fácilmente en países donde la incidencia de los rayos del sol es menor y también suele darse en personas mayores, ya que su capacidad de absorción es menor que en otras edades.

La vitamina D se forma a partir de dos provitaminas:

-Provitamina D2 (ergocalciferol): este tipo de vitamina D nos llega a través del ergosterol, un componente que encontramos en los hongos y que podemos aportar a nuestro organismo con su consumo.

-Provitamina D3 (colecalciferol): este es el principal tipo de vitamina D, la cual se sintetiza en la piel a través de los rayos ultravioleta B, además de encontrarse en alimentos como el pescado, los huevos y los lácteos.

 

¿Dónde podemos encontrar vitamina D?

La vitamina D se encuentra en muchos alimentos que podemos incorporar a nuestra dieta y su aporte es especialmente alto en algunos de ellos. Pero la principal fuente de esta vitamina es el sol. Nuestra piel recibe los rayos del sol, que transforman el colesterol acumulado en ella en vitamina D que absorbe nuestro organismo.

En nuestro país tenemos la suerte de disfrutar de suficiente exposición a la luz solar, que nos aporta esa vitamina D tan necesaria para nuestro organismo. Tan solo bastan de 10 a 15 minutos al sol para que nuestro cuerpo reciba las necesidades básicas de la vitamina D, aunque, lógicamente, la cantidad de vitamina D va a depender de la estación en que nos encontremos, la pigmentación de nuestra piel y nuestro estilo de vida.

A pesar de ello, según datos de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), un 80% de la población de más de 65 años tendría unos niveles bajos de vitamina D y un 40% en el resto de la población. Nuevos estilos de vida y el miedo a las radiaciones solares pueden hacer que, especialmente en ciertos grupos de edad (como los mayores y los niños), se den carencias de esta vitamina.

Sin embargo, en circunstancias normales, una breve exposición a la luz solar y una dieta sana y variada, en la que se incluyan alimentos que nos aporten vitamina D, son suficientes para recibir las cantidades recomendadas de esta vitamina, sin necesidad de recurrir a complementos vitamínicos.

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