Cómo organizar la nevera para aprovechar los alimentos al máximo

El desperdicio de alimentos es uno de los problemas que más nos preocupan actualmente. Dentro de los muchos consejos que podemos seguir para evitarlo, una parte importante se centra en el buen almacenamiento de los alimentos.

No se trata únicamente de guardarlos según las condiciones que nos señale el etiquetado sino que debemos conservarlos por orden de antigüedad. Más al fondo deben quedar los últimos que hayamos comprado. Así sabremos qué debemos consumir antes. Consejo que se aplica por igual en la despensa y en el frigorífico.

Utiliza la nevera por antigüedad: lo primero que entró es lo primero que debe salir.

Evitar que la nevera esté saturada

Hay que evitar que la nevera esté saturada para evitar que queden fuera de nuestra vista productos. Si establecemos un orden y un lugar para cada uno de los alimentos, nos será más fácil ver lo que nos hace falta comprar y lo que debemos consumir primero.

La temperatura de la nevera debe estar entre 1ºC y 5ºC y la del congelador alrededor de -18ºC. Mantenerlo limpio y evitar que se acumule hielo en la zona de congelador son condiciones indispensables para su óptimo funcionamiento y para una correcta conservación de los alimentos. A la hora de guardar alimentos en el congelador es aconsejable hacerlo en recipientes cerrados o envasados al vacío, que no toquen la pared del fondo y dejando espacio entre ellos para que el aire circule correctamente.

¿Dónde va cada alimento?

En la parte superior, los alimentos que requieran menos frío: embutidos, alimentos cerrados herméticamente y los ya cocinados.

En la parte central, yogures, quesos, alimentos preparados…

En la parte inferior, los alimentos que requieran más frío como las carnes y pescados sin cocinar. Es importante que los guardemos en recipientes independientes, que eviten el goteo de su jugo, y recordar que la carne la podemos conservar en la nevera un máximo de tres o cuatro días y el pescado uno o dos. Si no lo vamos a consumir en ese plazo, es mejor congelarlos para que conserven mejor sus propiedades y no se estropeen.

En la puerta, al ser la zona menos fría guardaremos las botellas, bricks de leche y zumo, mantequillas, salsas y mermeladas, huevos, conservas…

En los cajones, se conservan mejor las frutas y las verduras.

Ah, recuerda no guardar en el frigorífico ni en el congelador alimentos que estén calientes. De este modo evitarás aumentar la temperatura interior.

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