En los últimos años el running ha ido ganando adeptos hasta convertirse e uno de los deportes más practicados sin distinción de sexo o edad. Cada vez son más las personas que se apuntan a esta moda, saludable y con múltiples ventajas, pero no siempre apta para todos y de la que conviene saber cómo practicarla y algunos de los posibles riesgos.

Salir a correr, o hacer running, es hoy en día una práctica habitual en todas las ciudades y pueblos de nuestro país. Esta disciplina, que se realiza al aire libre, aporta a nuestro organismo múltiples beneficios, tanto físicos como mentales, y, en principio puede ser practicada por cualquier persona y a cualquier edad, solo o en compañía y a cualquier hora del día. Además, es un deporte relativamente barato, ya que solo habrá que realizar una inversión en unas buenas zapatillas.

Usar las zapatillas adecuadas no solo hará que corras mejor sino que puede ayudarte a prevenir posibles lesiones. Por eso es importante que un experto nos indique qué zapatillas son las que, según nuestra pisada, debemos utilizar, ya que en función de ella, las zapatillas adecuadas nos ayudarán a corregirla y evitar lesiones.

– Los pronadores suelen correr con las piernas juntas, apoyando sobre la parte interna del pie. La superficie de contacto es mayor, prácticamente se apoya toda la planta del pie. La superficie de contacto es mayor, prácticamente se apoya toda la planta del pie, por lo que se tiende a meter el tobillo hacia dentro, aumentando el riesgo de lesiones en rodillas y tobillos.

– En los supinadores la zona de apoyo del pie es menor, tan solo en el talón y en la parte delantera. Esto afecta principalmente a nuestra columna, ya que tendemos a apoyar el pie hacia afuera.

– Si tu pisada es neutra, el peso se distribuye mejor en todo el cuerpo, ya que pisamos en recto, sin desplazar el pie hacia dentro ni hacia fuera.

Beneficios del running

Mejora nuestra salud general: estimula la capacidad pulmonar, mejora los sistemas cardiovascular e inmunológico, fortalece los huesos, disminuye la presión arterial…

Quema calorías, con lo que nos ayuda a controlar el peso, siempre que lo combinemos con una buena alimentación.

Tonifica los músculos de las piernas, además de espalda, brazos y abdomen.

Reduce la ansiedad y el estrés, ya que se generan endorfinas que mejoran nuestra actitud mental, y se libera dopamina, los que nos hace más felices. El momento de salir a correr puede convertirse en un tiempo de desconexión, reflexión y liberación.

Sin embargo, a pesar de estos beneficios, hay que tener cuidado con las posibles sobrecargas en las articulaciones y en la columna vertebral, las lesiones en tobillos y rodillas y problemas cardiovasculares y respiratorios. Al igual que en cualquier deporte, es importante que, antes de empezar y al terminar, realicemos un buen calentamiento y estiramientos, sin excedernos en la duración ni en la intensidad. Recuerda también hidratarte correctamente.

Consulta a tu médico antes de empezar a correr, especialmente si padeces o has padecido alguna lesión en piernas o espalda. Y más en especial si tienes pensado realizar alguna competición, carrera o maratón.

Si vas a empezar a correr, es importante hacerlo de manera gradual, a un ritmo suave, descansando varios días por semana e intercalando tiempos andando y corriendo: al principio el tiempo de caminata será mayor (5 o 6 minutos) que el de trote (2 o 3 minutos), repitiendo estos intervalos 2 o 3 veces cada día, un par de días por semana y, poco a poco, iremos invirtiendo esta proporción, aumentando el tiempo de trote, el número de repeticiones y los días.