Aprender a ver la tv

Ver la televisión es una actividad cotidiana en nuestros hogares. La televisión preside la comida, la cena e incluso el desayuno, captando la atención de todo el mundo.

Los contenidos de la televisión pueden influir en la formación de la identidad de los más pequeños y de su propia personalidad, por lo que es importante aprender a verla con una acertada selección de los programas y facilitando el diálogo e intercambio de ideas entre familia, asumiendo así una actitud activa y crítica ante ella.

Lo que padres, madres y educadores hemos de tener claro que el efecto que la televisión puede tener sobre los menores depende de la selección de contenidos y el tiempo que se le dedique. Hemos de enseñar no a ver la televisión, sino a ver programas de televisión, inculcando en los más jóvenes el criterio de selección de determinados programas en base a su edad y gustos, sin olvidarnos, por supuesto, de combinarlo con otras actividades de ocio.

¿Qué televisión queremos para nuestros hijos?

El tiempo que pasa frente al televisor es tiempo que se le resta a otras actividades importantes, como la lectura, el trabajo escolar, el juego, la interacción con la familia y el desarrollo social. Los jóvenes dedican cada vez más tiempo a las llamadas pantallas, ya que a la televisión hay que sumarle otros dispositivos: ordenador, móvil y tablets que, en ocasiones, escapan de el control de los padres.

Hay que encontrar un equilibrio entre todas las actividades para que las pantallas no se conviertan en la primordial actividad de niñ@s y jóvenes. El problema radica en que, en muchos hogares la tele se enciende aunque no vayamos a ver ningún programa en concreto, por pura inercia, aunque no vayamos a prestarle atención y sin importarnos lo que se está emitiendo.

Para un uso correcto de la televisión hay que tener muy presente que sólo debe estar encendida cuando se está viendo un programa determinado; al acabar el programa, se apaga la televisión.

La televisión desempeña un papel  esencial en el desarrollo y transmisión de valores, influye en la sociedad mucho más de lo que nos podamos imaginar: vestimos como dice la tele, compramos lo que dice la tele, cantamos lo que se canta en la tele… Y en los menores esta influencia es mucho mayor.

La oferta televisiva es actualmente muy amplia y variada, aunque en muchas ocasiones de dudosa calidad, por lo que debemos aplicar un criterio de selección en función de los contenidos y de la edad de los menores.

Dibujos animados ¿Infantiles?

Los dibujos animados son también una manera de que l@s niñ@s aprendan conceptos y normas a través de sus personajes favoritos. Pero no siempre los dibujos animados están destinados al público infantil. En este sentido, los padres debemos conocer qué están viendo nuestr@s hij@s en la tele y regular la información que puedan recibir a través de los programas que vean.

Sin embargo, en la actualidad nos encontramos con que, en el denominado horario de protección al menor, se emiten programas con contenidos no adecuados y dibujos animados que, por su contenido y lenguaje utilizado, van dirigidos a los adultos. No por el hecho de ser dibujos animados son aptos para los menores.

Esta situación se ha agravado actualmente, dada la multiplicación de canales temáticos que existen, por lo que la supervisión por parte de los padres de los contenidos se hace, si cabe, más necesaria.

Igual que a cada edad le corresponde un determinado tipo de juego, también los dibujos animados se pueden clasificar según la edad del menor al que vaya destinado.

¿Qué podemos hacer los padres y madres?

  • Ver la TV con nuestr@s hij@s. Hablar y dialogar sobre los programas que vemos.
  • Escoger programas apropiados y de calidad: enseñar, no a “ver la TV”, sino “programas de TV” y evitar aquellos no adecuados por su contenido violento, discriminatorio, con lenguanje soez…
  • Poner límites de cantidad de tiempo y apagar la TV durante las horas de comida, de estudio, de juego…
  • Discutir con ell@s sobre el papel de la publicidad y su influencia sobre lo que se compra.
  • Estimular al menor hacia otras actividades alternativas. Hay otras formas de ocupar el tiempo.
  • Evitar el zapping y tener la tele encendida por pura inercia. Crear el hábito de apagarla cuando acabe el programa que estamos viendo.
  • No ubicar la televisión en el dormitorio de los menores. Al estar en el dormitorio, fomentamos que el/a niñ@ vea sol@ la televisión sin nigún tipo de control, por lo que tendrá una mayor tendencia a verla por más tiempo y quedará expuest@ a programas no apropiados para su edad.
  • Evitar, en la medida de lo posible, que l@s niñ@s vean sol@s la televisión.
  • No dejar que la televisión quite tiempo a otras actividades más importantes como el juego, la lectura, el diálogo familiar o el sueño.
  • Informarnos de los contenidos de los programas que ven. Hoy en día tenemos muchos medios que nos lo permiten. No dejar que los menores seleccionen ellos mismos los programas que quieren ver.

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