¿Cómo cocinar las verduras congeladas?

Una de las ventajas de las verduras congeladas (y de otros productos congelados) es la rapidez y facilidad a la hora de cocinarlos. Sin embargo, es importante seguir una serie de recomendaciones para saber cómo debemos prepararlos correctamente.

Como norma general hay que señalar que no es necesario descongelar el producto previamente, al contrario de lo que habitualmente se suele pensar. La mayoría de las verduras congeladas podemos cocinarlas directamente sin necesidad de sacarlas del congelador antes, lo cual nos permite una preparación más rápida y más fácil.

En cualquier caso, siempre debemos revisar su etiquetado, ya que, además de la información nutricional que debe incluir, también nos va a indicar las condiciones de conservación y las recomendaciones para su elaboración y su consumo.

¿De qué formas podemos cocinarlas?

Las verduras congeladas podemos cocerlas directamente en una olla o cazuela con agua hirviendo y sal, durante unos tres o cuatro minutos, para que no se pasen y se queden demasiado blandas. Recuerda que las verduras hay que echarlas cuando el agua ya esté hirviendo y debemos mantener el fuego a máxima potencia.

  • Salteadas, en una sartén o wok, y muy poco aceite, mejor en pequeñas cantidades para que el agua se evapore bien, unos tres o cuatro minutos es suficiente para tenerlas listas.

  • Al vapor, unos pocos minutos, en una olla al vapor (o cocedora de bambú bien tapada, mejor en trozos o piezas pequeñas, dando como resultado un plato de los más saludable.

  • Podemos prepararlas también al microondas, dentro de un recipiente apto, de silicona, Pyrex o en bolsas especiales con cierre hermético, a máxima potencia de dos a cinco minutos.

  • Si optamos por freírlas, sí que podemos descongelarlas previamente y escurrirlas bien, evitando así que nos salte el aceite al echarlas en la sartén. Es aconsejable dejarlas en la nevera, para que la descongelación se realice correctamente.

¿Y para acompañarlas?

Las verduras congeladas, al igual que las frescas, permiten múltiples aliños y aderezos, desde aceite, vinagre y sal, quinoa, sésamo, al ajillo… También podemos utilizarlas para elaborar recetas como pizzas, purés, ensaladas y menestras o como acompañamiento de carnes, pescados, pastas y arroz.

 

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