Macarrones de la abuela

Unos afirman que los macarrones (la pasta de trigo duro) fue llevada a Italia por el veneciano Marco Polo a su regreso de uno de sus viajes a China en 1271. Otros afirman que no fue así porque descubrimientos posteriores constatan que en Italia ya se hacía referencia a los macarrones en un inventario de bienes datado en 1279 con el término ‘barixella una plena de macharonis’, es decir, “un barrilito lleno de macarrones”, lo que demostraría que ya estaban en Italia con anterioridad.

Otras investigaciones señalan que algunos dibujos aparecidos en cuevas, que se remontan a la civilización etrusca, aparecen algunas referencias a la pasta.

Los romanos en el siglo III a.c, ya mencionan en algunos de sus escritos referencias a un alimento al cual llamaban “lagana” y describían como tiras de pasta largas en forma de láminas anchas y chatas, elaboradas con harina de trigo. Por lo tanto, la pasta fresca era ya usada y apreciada en Italia desde la época de los etruscos y de los romanos. 

El imperio romano consiguió expandir el consumo de pasta a lo largo de todo el Mediterráneo.

En España, introducida por los Romanos o bien por los árabes, la pasta se consume de manera habitual en sus múltiples formas y maneras de cocinarla, y forma parte de nuestra cultura gastronómica.

Vamos pues a cocinar unos macarrones tal y como los conocí yo de pequeño, los de mis abuelos.

Ingredientes para seis personas:

  • 5 tomates grandes y maduros.
  • 1 cebolla grande.
  • 3 dientes de ajo.
  • Laurel, pimienta negra en polvo y en granos.
  • Pimentón Hojilla.
  • Aceite de oliva y sal.
  • ½ Kg de costillitas de cerdo.
  • 200 gr. de panceta entreverada de carne magra.

Elaboración:

Empezamos hirviendo la pasta en una olla con abundante agua y una pizca de sal, unas hojitas de laurel y las bolitas de pimienta. Los herviremos entre 15 o 20 minutos. Como referencia recomiendo para esta receta hervirlos 5 minutos más de lo que esté recomendado en el paquete. La pasta debe quedar blanda. Lo del “dente” se lo dejaremos a los italianos.

Mientras tanto, cazuela al fuego, cubrimos el fondo de la misma con un buen aceite de oliva, salpimentamos y empezamos a freír las costillas, sin parar de remover. Cuando empiecen a dorarse echamos los trozos de panceta y removemos.

Rallamos los tomates, pelamos y cortamos finamente la cebolla. Los dientes de ajos también los cortamos muy finos.

Ya frita la carne la retiramos y reservamos. En el mismo aceite pondremos a rehogar la cebolla y los ajos. Cuando esté transparente añadimos una cucharada de pimentón de hojilla, removemos y ahora el tomate rallado. Removemos todo y tapamos para que el tomate saque todo su jugo.

Los macarrones ya estarán cocidos, los echamos en una escurridera desechando el agua de cocción y los repasamos con agua fría para que así no se nos peguen. Los reservamos.

Meteremos la carne que hemos frito anteriormente en el guiso y cubrimos con agua. Dos hojitas de laurel. Dejamos cocer a fuego lento, alrededor de media hora. La carne deberá casi desprenderse del hueso cuando la toquemos. El caldo casi habrá desaparecido.

Ahora surge el milagro de estos macarrones, al añadirlos dentro del guiso. Lo removemos y dejamos, con la cazuela tapada, unos diez minutos más para que la pasta absorba todos y cada uno de los sabores del guiso que le hemos hecho.

Serviremos un plato hondo por comensal. Podremos si así lo queremos, espolvorear queso rallado, un poco de orégano… A mi desde siempre estos macarrones que me recuerdan a mi niñez, los acompaño con pan untado con foie gras.

¿Hacemos un trato?

A cambio de tu email, te enviaremos regularmente contenidos siempre mediterráneos.
¿Aceptas? ¡Suscríbete!



En cumplimiento del artículo 5 de la Ley 15/1999, por el que se regula el derecho de información en la recogida de los datos, se le informa que la recogida de datos tendrá como finalidad única la comercial. Igualmente le informamos que puede ejercer los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición establecidos en dicha Ley contactando con nosotros a través de nuestro correo electrónico.