Fake news en la alimentación

Bulos o noticias falsas, llamadas fake news, se han convertido en una problemática tendencia en alza, que afecta tanto a instituciones, empresas y compañías como a los propios usuarios. Estas noticias falsas tienen una especial incidencia en el sector de la alimentación y, con ellas, se pretende cambiar o influir en los hábitos de los consumidores en este ámbito. Las fake news apelan a las emociones de los consumidores, no buscan ser comprendidas ni que se lleguen a entender completamente.

Ante esta nueva sociedad de la (des)-información, donde la transparencia debe primar frente al consumidor por encima de los intereses, los usuarios necesitan redefinirse. Como consumidores debemos ser críticos y dotarnos de las herramientas necesarias para “sobrevivir” a la avalancha de informaciones que se reciben cada día y saber identificar, entre todas ellas, las reales de las falsas, recuperando, al mismo tiempo, la confianza en los medios de comunicación y reivindicando la transparencia.

Por tanto, existe la necesidad de diálogo y trabajo conjunto entre consumidores, administración, empresas y comunicadores, especialmente en el caso de las fake news que acaban jugando con nuestra salud y la de nuestra familia, muchas de ellas relacionadas con la alimentación, que consiguen modificar los hábitos de compra y consumo de la población.

Las fake news relativas a la alimentación son algo habitual hoy en día, porque se trata de un tema que nos interesa a todos y porque afecta directamente a nuestra salud. Estas noticias falsas pueden ser bien en positivo (cuando aseguran los beneficios y las virtudes de un alimento o producto) o bien en negativo (si su objetivo es generar una alarma o incidir en los perjuicios que puede provocar el consumo de un alimento). Y tendrán un mayor impacto si, además de todo ello, la idea que difunden es acorde a nuestras creencias o ideologías, pues no se dudará de su veracidad ni necesitaremos comprobarla por otros canales.

¿Quién crea estas fake news?

Cualquiera puede crear una  noticia falsa y darle difusión a través de las redes sociales, logrando que se comparta con cientos, miles de usuarios a golpe de click. De esta forma, todos nos convertimos en “medios de comunicación” en las redes sociales e Internet. Y ahí encontramos uno de los principales peligros: cualquier persona con una cuenta en una red social o una página web puede hacer circular cualquier tipo de información.

La base para inventar una fake news es muy sencilla: basta con asegurar un hecho (si es alarmante, logrará más difusión), citar una fuente “X” (que en muchos casos, ni siquiera es real) y darle apariencia de realidad. Y, por último, solo queda sentarse a esperar y ver cómo tu propia red de contactos se encarga de difundirlo entre sus propios contactos en un tiempo récord.

¿Por qué se crean las fake news?

Aunque en muchos casos el objetivo de difundir una noticia falsa puede ser únicamente por diversión, en otras se busca crear una alarma social qu se difunda como la pólvora, sin más pretensión que ver hasta donde (o, mejor dicho, hasta cuantos usuarios), se llega.

También, a veces, pueden existir intereses económicos, en un mundo donde cuantas más visitas tenga tu página, blog o canal, más ingresos por publicidad se pueden obtener.

¿Qué podemos hacer como consumidores para no caer en las fake news?

  1. Grandes titulares

Ojo con los grandes titulares, cuyo objetivo es atraer nuestra atención. No te quedes en ellos, sigue leyendo y revisa a fondo el cuerpo de la noticia.

  1. Origen de la información

Analiza el origen de la noticia y los datos que ofrece, para establecer unas bases de credebilidad y veracidad en base a esos datos.

  1. Errores ortográficos o gramaticales

Pon especial atención a las faltas ortográficas y gramaticales. Tiempos verbales que no concuerdan, discordancia de los artículos con los sustantivos… nos pueden dar pistas sobre el origen real de la noticia  .

  1. Fecha de la noticia

Fíjate en la fecha de la noticia, porque en muchas ocasiones se (re)difunden informaciones antiguas de hace años anteriores que en la actualidad ya no tienen ninguna  base o fundamento.

  1. Dirección url

La dirección url de la web también puede indicarnos el origen de esa información. En ocasiones, se busca un nombre similar al oficial, que, si no leemos con atención, nos puede confundir y hacernos creer que nos encontramos en una web diferente a la que en realidad estamos.

  1. ¿Eminencias científicas?

También las noticias apoyadas en argumentos que son muy difíciles de probar, como evidencias científicas de alguna universidad extranjera o de un doctor o investigador “muy aclamado”, pueden darnos una idea de si la información es real o no.

  1. Mejor fuentes oficiales

Acude a fuentes oficiales para contrastar la información que hayas recibido y no difundas ni compartas nunca noticias sin tener la certeza de que son reales.

 

El sector de la alimentación es uno de los que más noticias falsas genera. ¿Quién no ha recibido por WhatsApp, Twitter, Facebook o Instagram una información sobre las propiedades curativas del cáncer de algún alimento? ¿O que saltarse una comida adelgaza? Todos somos vulnerables ante estas noticias falsas que, en los últimos tiempos, han proliferado de tal forma que, en algunos casos, han acabado por convertirse en verdades absolutas para una gran parte de la población.

 

 

 

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