Obsolescencia programada
¿Artículos con fecha de caducidad?
Probablemente alguna vez hayas oído este término, cada vez más generalizado. Puede que te hayas preguntado cómo es posible que te salga más barato comprarte uno nuevo que reparar ese móvil de última generación que te compraste hace tan solo dos años.
¿Están los productos programados para funcionar correctamente durante un período determinado de tiempo? En este artículo te contamos qué es y en qué consiste la obsolescencia programada.
¿Qué es?
Obsolescencia programada es el término que se emplea para designar el fin «supuestamente intencionado» de la vida útil de un producto tras un período determinado de tiempo, convirtiendo dicho producto en obsoleto o inútil.
Ocurre cuando se estropea o deja de funcionar un determinado aparato o electrodoméstico y la compra de uno nuevo sale más rentable que la reparación del mismo. Por eso el usuario opta por desecharlo y adquirir otro.
¿A qué productos suele afectar?
Generalmente, se habla de obsolescencia programada en electrodomésticos y aparatos eléctricos: neveras, lavadoras, microondas, televisores, móviles… Hablar de cuál es la vida útil media de un electrodoméstico es complicado, aunque en principio todos los productos que están a la venta deben haber pasado por unos controles de calidad que garanticen, al menos, los dos años de garantía que establece la normativa.
¿Qué consecuencias tiene?
Aunque si bien es cierto que la adquisición de nuevos aparatos garantiza el desarrollo de la economía, al promover que siga existiendo una continua oferta y demanda en el mercado, una de las principales consecuencias es el desembolso económico que genera en nuestro bolsillo cambiar de electrodoméstico o de aparato electrónico.
Pero no sólo eso. También debemos tener en cuenta las consecuencias medioambientales que se derivan de cambiar electrodomésticos, ya que en la mayoría de los casos contienen componentes o piezas altamente contaminantes y no se reciclan adecuadamente, generando un volumen importante de residuos.
Reutilizar antes de tirar
Puede que alguno de los aparatos electrónicos que tengamos ya no nos guste o queramos adquirir uno con mayores y más nuevas prestaciones, pero esto no quiere decir que tengamos que tirarlo a la basura sin más. Antes de decantarnos por esto, podemos preguntar en nuestro entorno, porque alguna otra persona puede aprovecharlo. Incluso nosotros mismos podemos darle una «nueva oportunidad», en el caso de una nevera o lavadora que se hayan quedado más obsoletas, por ejemplo, llevándola a nuestra segunda vivienda.
Si, finalmente, vamos a deshacernos del electrodoméstico, es importante que nos informemos de cómo hacerlo. En la mayoría de las ciudades existen los puntos limpios, donde depositar aquellos residuos que, por su naturaleza, pueden ser contaminantes para el medioambiente y que requieren de un reciclaje especial.
¿Una normativa para acabar con la obsolescencia programada?
La Resolución de 20 de diciembre de 2013, de la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental y Medio Natural, aprueba el Programa Estatal de Prevención de Residuos 2014-2020, cuyo objetivo es que en el año 2020 los residuos generados se hayan reducido en un 10% con respecto a los de 2010.
EL CASO DE LOS MÓVILES
Los teléfonos móviles requieren un apartado especial, ya que, aunque su vida útil se ha reducido en los últimos años, también es cierto que el cambio de móvil por parte de los usuarios se debe, en la mayoría de los casos, más a una cuestión comercial que a la tecnológica propiamente dicha.
O lo que es lo mismo: el móvil funciona, pero han sacado un nuevo modelo con más prestaciones y más moderno que me gusta más. Y por eso lo cambio.
La vida útil de un móvil es de aproximadamente unos 15 meses en Europa, año y medio en EEUU y tan sólo 9 meses en Japón…